Con el desembarque de firmas como Valentino y Jimmy Choo que están próximas a abrir su tienda en la avenida de Masaryk quien ya cuenta a su paso a Louis Vuitton, Gucci, Hermès, Fendi, Just Cavalli ó las joyerías Cartier y Bvlgari, en la Ciudad de México se abre aún más la posibilidad de conseguir ropa o zapatos de la esferas de la haute couture.
Si tan sólo con la inversión del Mall ó Centro Comercial Antara que ostenta en parte importante a un selecto grupo de prestigiosas marcas como Buberry, Emporio Armani, Carolina Herrera, DKNY, Hugo Boss, Swarovsky, Etro próximamente, etc. La inversión, cercana a los 200 MDD, dio vida a un proyecto acariciado durante largo tiempo por el arquitecto Javier Sordo Madaleno, alma máter y mentor del centro comercial, con el respaldo de inversionistas como: “Miguel Alemán Magnani, Miguel Alemán Velazco, Gabriel Alarcón Velázquez, Gina Diez Barroso, Neil G. Bluhm, Andrew G. Bluhm, Ira Schulman, la firma Walton Street Capital y hasta el fundador de Zara, Amancio Ortega”, que compró todo el corporativo de oficinas que rodean el complejo a través de su
brazo inmobiliario Pontegadea México.
Pero ahí no para el crecimiento del lado del Grupo Sanborns, propiedad de Carlos Slim, que hace unos meses obtuvo la licencia para abrir tiendas de la cadena comercial “Saks Fifth Avenue” en México, en la que el empresario posee participación accionaria. La primera de ellas se abrirá en septiembre de 2007 en Santa Fe, que constará de tres niveles y150.000 pies cuadrados será congruente con las tiendas Saks FifthAvenue en Estados Unidos con sus productos y servicios alineados a marcas como Marc by Marc Jacobs, John Varvatos, Calvin Klein, Ralph Lauren, Judith Leiber, Prada, Escada, Oscar de la Renta, etc.
O como parte el C.C. Perisur del D.F. cuenta con el área “El mundo del lujo”, que es ni más ni menos que un corredor reservado a clientes con alto poder adquisitivo llevado acabo detrás de dos años de investigación de mercado y visitas para estudiar el mercado suntuario en plazas como Galerías Lafayette (París) o Neiman Marcus y Saks Fifth Avenue (Nueva York) dieron forma al concepto. Dando cabida a las líneas premium ya disponibles en sus tiendas, como Louis Vuitton, Cartier, Tiffanys, Hermès, Coach o Chanel, Christian Dior, Carolina Herrera, Purificación García, Etro y H. Stern.
Y no sólo en la ciudad sino en lugares fuera de la Ciudad de México, como lo es “Luxury Avenue” en Cancún este mall concentra boutiques exclusivas de Cartier, Fendi, Montblanc, Tous, Longchamp, Louis Vuitton, Ermenegildo Zegna, Salvatore Ferragamo, Coach, Paul & Shark y Burberry.
Pero, “¿qué mueve al sector del lujo a poner sus ojos y sus locales en México? La respuesta es sencilla: el consumo. Según el estudio El consumidor ante las marcas de diseñadores de ACNielsen, vivimos en el cuarto país a escala mundial que consume más marcas de lujo, y en la región superamos a brasileños y argentinos”.
La gente está dispuesta a pagar dinero extra por el estatus que proyectan. Y México es uno de los países donde más importancia se le da al estatus y a la imagen de marca”, asegura Alain Couttolenc, director de Mercadotecnia de ACNielsen.
Son los clientes aspiracionales, un segmento que en El Palacio de Hierro, por ejemplo, acapara 80% de sus ventas. “Es un mercado muy fuerte de consumidores que ahorran hasta tres meses de su sueldo para comprarse un accesorio de lujo”, asegura Ana de Iturbide. Se trata de consumidores ‘híbridos’, que saltan y oscilan, de acuerdo con sus posibilidades, del bajo presupuesto al segmento premium, y mezclan, según criterios muy personales, artículos exclusivos con bienes y servicios baratos. “Compran una corbata Hermès, pero viajan al trabajo en Metrobús”. El tesoro de vestir, oler o adornarse con las marcas más prestigiosas ya no es exclusivo de la élite: es la democratización del lujo, más modesto sí, pero lujo al fin, dicen los expertos. Y la tendencia ya esta en el país.
*Este artículo fue elaborado con la ayuda de CNNExpansión.